domingo, 23 de febrero de 2014

EL TIMBALER DE EL BRUCH

Este relato es acerca del mítico tambor o “timbaler” que con sus redobles hizo huir a las tropas francesas en El Bruch, al principio de la guerra de la Independencia allá por Junio de 1808, cuando toda la península hervía en la sublevación contra el opresor francés.
En resumen, otro de esos episodios míticos pero mal conocidos de nuestra historia que todavía deambula por el subconsciente colectivo, y que a todos (o tal vez a menos de los que pienso) nos contaron de pequeños.

CATALUÑA EN MAYO/JUNIO DE 1808
 

La insurrección en Cataluña tuvo fuerza desde el principio, pero con la desventaja de que Barcelona se encontraba ocupada por el general Duhesme y su “Cuerpo de Observación de los Pirineos Orientales”, que constaba de dos divisiones de infantería, la 1ª (Gral Chabrán) entre Badalona y Mataró, y la 2ª (Gral Lechi), italiana, en Barcelona, una brigada de caballería francesa en Barcelona, una brigada de caballería italiana en Hospitalet y Sans, y un batallón suelto de infantería guarneciendo el castillo de Figueras.

Por este motivo, el alzamiento catalán se inició en Lérida y Tortosa, y solo pudo contar con unas pocas tropas regulares: Regimiento de Extremadura, el regimiento de Ultonia (irlandés), el regimiento suizo de Wimpfen (muy repartido) y una compañía de artillería. Pero eso sí, contó a cambio desde su comienzo con el gran apoyo popular de los somatenes, muy entusiastas pero poco armados y entrenados.

Lo cierto es que Duhesme, a pesar de controlar Barcelona, no estaba seguro pues disponía solo de unos 12.000 hombres en total, que no bastaban para controlar a una población de 100.000 habitantes, guarnecer los fuertes de Montjuich, Hostalrich, Gerona, Figueras y Rosas, mantener el camino abierto con la frontera francesa y colaborar con el resto de Cuerpos franceses en sofocar la rebelión.


ORDENES CONFUSAS

Guillaume Philibert Duhesme, Gral de Division

Las órdenes que recibió Duhesme como prioritarias eran las de apoyar al Mariscal Moncey en su intento de llegar a Valencia desde Madrid, así que debía presionar hacia Castellón, llegando por lo menos hasta Tortosa para atraer allí a los españoles y estar en situación de acudir en apoyo de Moncey si este no conseguía llegar a Valencia..
Duhesme interpretó estas órdenes a su manera, y decidió aprovechar el movimiento para castigar a las ciudades rebeldes de Manresa, Igualada y Lérida, así que formó dos columnas, una al mando de Chabrán, con 5 batallones de su división más el 3er regimiento de coraceros, tomaría el camino de Tarragona, mientras que otra más pequeña, al mando de Schwartz, con dos batallones de la div Chabrán (3º inf de línea y 2º suizo), otros dos batallones napolitanos y dos escuadrones de cazadores napolitanos a caballo, se dirigiría a Manresa.


LA COLUMNA SCHWARTZ
 

 Las instrucciones de Schwartz con su pequeña columna (no más de 3.800 hombres) eran dirigirse por Molins de Rey y Martorell hacia Manresa, exigir allí una contribución de 750.000 francos y castigar a los cabecillas de la rebelión, destruir los molinos de pólvora que allí hay y después dirigirse por Cervera hacia Lérida, tomarla si se pudiese y cobrar una contribución allí de 600.000 francos, después de esto debería acudir hacia Zaragoza para encontrarse con Lefevbre y entregarle esos dineros para pagar a las tropas.

La verdad es que todo esto era demasiado para una columna tan pequeña como la de Schwartz, y además era iniciativa propia de Duhesme, ya que Napo nada dijo de todo esto. A pesar de lo cual, los franceses salieron de Barcelona el 4 de Junio dispuestos a cumplir con sus órdenes.

LOS ESPAÑOLES


Parece ser que alguien se enteró o sospechó la dirección que tomaban los gabachos, porque el mismo día 4 por la tarde se tocó “a somatén” en Igualada y Manresa, y enviaron dos comisionados a Villafranca del Penedés, a pedir armas al gobernador de allí, don Juan de Toda.

Este se negó a armar a los paisanos, y entonces un grupo de somatenes armados con hachas y escopetas que había salido de Igualada, proclamó a uno de los comisionados (don Antonio Franch) como su jefe, y optó por dirigirse a las alturas del Bruch, donde mejor podrían aguantar al enemigo.

Entretanto, otro grupo se había formado por unos cuantos Guardias Valones huidos de Barcelona, al mando del sargento mayor Justo de Bérriz y el capitán Carlos Vicente, además de un destacamento del regimiento suizo de Wimpfen (teniente Francisco Krutter) que estaba en Manresa.

EL BRUCH
 

Schwartz llegó a Martorell con bastante lluvia, lo que le retrasó en su avance, así que pernoctó allí y al día siguiente se dirigió a los altos del Bruch, llegando cerca del mediodía al Bruch de Arriba, avanzaba descuidado y con solo una pequeña vanguardia de caballería de cazadores napolitanos.

Al llegar a la primera revuelta del camino que conduce a Igualada, los somatenes que habían cortado el camino con troncos y habían hecho algún parapeto precario, comenzaron a disparar desde un bosque de pinos cercano.

Schwartz consiguió desplegar uno de sus batallones para desbordar la posición y expulsó del bosquecillo a los somatenes, persiguiéndoles hasta Casa-Masana, donde se encontraron con que allí acudían todos los somatenes de la comarca, así como los destacamentos de Wimpfen y de Guardias Valones. El batallón francés se vió sorprendido y se retiró en desorden hacia el Bruch, donde se encontraba el resto de sus fuerzas, que pensando que el peligro había pasado estaban dedicándose a almorzar el rancho, así que el caos que se montó entre los franceses fue en aumento.

Schwartz intentó formar un gran cuadro con todas las tropas que pudo juntar y contraatacar a los catalanes, pero dicen que el sonido de los tambores que resonaban por todo el valle haciendo ecos en las montañas le hicieron pensar que tropas regulares acudían al combate, así que decidió retirarse lo mejor que pudo.


EL TIMBALER
 


 No se sabe a ciencia cierta si fue el ruido del tambor o el de las campanas de los pueblos tocando a rebato lo que más miedo causó en el franchute, lo cierto es que los somatenes de Sanpedro traían un tamborcillo de 14 años llamado Isidro Llusá, junto con otro de Igualada llamado Benito Malvehí, así como un vecino de Piera, Miguel Rigol, que había sido trompeta de caballería, y que estuvieron tocando durante casi toda la acción, animando a los suyos, aunque se cuenta que a Isidro Llusá lo capturaron los gabachos y le quitaron el tambor, aunque después escapó.

LA RETIRADA
 

Al principio las tropas de Schwartz se retiraron con cierto orden, perseguido de cerca por los somatenes, pero al llegar a Esparraguera encontró el camino cortado y a los lugareños atrincherados, así que tuvo que dividirse campo a través, perdió una pieza de artillería y se desordenó según caía la noche, regresando a Barcelona en la madrugada del día 7 en estado lastimoso.

Esta fue la 1ª acción del Bruch, luego hubo una segunda cuando Duhesme juntó más tropas, y lo intentó con una división entera (la de Lechi), pero otra vez se encontró con la resistencia de los valerosos somatenes y de los guardias valones y los suizos, que para esta ocasión cambiaron sus uniformes por trajes de payés con barretina y todo y además habían recibido algún viejo cañón, que junto con el capturado a Schwartz en la anterior ocasión colocaron muy bien cerrando el paso a las columnas francesas.

Duhesme también se echó atrás esta segunda ocasión y esto sirvió para que toda Cataluña se levantara en armas enardecida por estas dos acciones victoriosas.

Luego se irían los franceses hasta la frontera y llegaría Napoleón “in person” con su vieja guardia y 150.000 hombres más y cambiarían las tornas, pero la moral de resistirse ya no decayó en España ni en Cataluña hasta el fin de la guerra.

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